Entrevistamos a nuestro Talento en Crudo EME antes de su recital
Hablamos con Mario de las Sagras, EME, poeta del 98 muy poco convencional, que pese a su juventud ha ofrecido más de 60 recitales por toda España, colgando en diversas ocasiones el cartel de “sold out”. Luchando contra marea en una complicada industria literaria, el nacido en el castizo barrio de San Nicasio, ha publicado ya dos libros y actualmente se encuentra camino de un tercero que dará la luz este mismo año. Este domingo, podremos verle en un doble pase del que ya se han agotado las entradas, con su recital innovador, acompañado de música e invitados, del que aseguramos será toda una experiencia única alejada de todo cliché.
¿Hace cuánto que escribes poesía?
Eme – Empecé hace cuatro años, en el cambio entre bachillerato y la carrera, y los recitales hace tres aunque más en serio algo antes del inicio de la pandemia.
Y ¿por qué poesía?
Eme – La verdad que en bachillerato no se me daban muy bien las matemáticas porque no las entendía bien y para no aburrirme empecé a escribir en el cuaderno lo que se me iba pasando por la cabeza. También a interesarme por poetas de ahora, descubrí una forma de hacer y escribir las cosas que no me habían enseñado en el instituto y que se acercaba más a mi, a mi forma de ser y a lo que me sucedía en aquel momento. Pero vaya, el primero que hice fue malísimo. Todo el mundo cuando empieza a escribir, tiende a hablar sobre “los pájaros libres, la noche oscura…” y esas cosas que te han enseñado… (risas)

¿Qué pensaron tus amigos cuando empezaste?
Eme – Los amigos se reían, porque en un barrio como San Nicasio nadie se lo espera… me decían, “tío, pero qué estás haciendo, que aquí no ha habido un poeta en la vida”. Pero encontré a un profesor de guitarra, Juan Carlos, que vivía en un mundo paralelo super bonito que yo no sabía que existía. Gracias a él, que me dio una visión de la cultura que yo desconocía, yo empecé a cambiar. Para mi es un referente, le admiro como maestro y me cambió la forma de ver y de vivir.
Porque al final todas las artes son esenciales, también para poder escribir…
Eme – Sí. La escritura es para mi la base de todas, pero en algunos términos es la que menos llega. El 90% de las veces te llega antes una canción que un poema o una película. Al final el resto toma más sentidos y llama más ver y oír, que pararte a leer.
Y, ¿has participado en jams de poesía?
Eme – Sí, he estado en alguna, pero no me gustan y tampoco creo que te abran a más público. Al final son sitios donde cuando sales, todos te aplauden, porque, me da la sensación, lo hacen para que cuando salgan ellos a recitar, ese aplauso les sea correspondido. No entiendo este buenrollismo, de estar todos a una hagas lo que hagas, me cansa esa actitud. Al que es bueno, hay que felicitarle, y al que te ha parecido que lo ha hecho fatal, no decirle lo maravilloso que te ha parecido, porque eso es ser hipócrita.

De todos modos, parece que la Generación Z podría percibir la poesía como los versos de los clásicos…
Eme – Ese es uno de los problemas. La cultura y el ocio se están dando demasiado de la mano. Nadie quiere cultura ya para reflexionar o descubrirse, quieren ocio y quieren distraerse. También de ahí están naciendo muchos poetas, de verso corto y fácil. Pero la gente al final quiere llegar a casa, abrir un libro, leer cuatro versos y pensar “qué bonito” e irse a la cama. Y sí, hacerle una foto a la página para subirla a Instagram.
Al final los que estamos en el otro lado de la carretera sentimos que no se nos valora, porque cuanto más simple parece que mejor les va a los artistas.
¿Has encontrado una brecha de edad en tu público?¿Has recibido alguna critica por su parte?
Eme – Mi público, por lo general, es mayor, suelo ser yo el pequeño en mis recitales. A la mayoría le gusta mucho, pero sí que me he enfrentado a algún “pureta” que me ha dicho “esto no es Lorca, no me ha gustado”. Pero efectivamente, es que no lo es, porque si Lorca viviese ahora, con nuestro lenguaje, y en nuestro contexto seguramente, no te digo que estuviera haciendo mi poesía, pero no haría lo que tiene por escrito.
Hay que saber adaptarse a los tiempos para conectar con la gente. Habrá quien siga haciendo sonetos y muy bien por ellos, pero ni siquiera yo, por ejemplo, me sentiría identificado con ellos.
De hecho, hay mucha gente que viene a verme y es su primer recital, pero son personas que realmente ni consumen poesía ni se acercan a recitales. Van a reírse, pasarlo bien, desconectar… bueno, y alguno que quiere tener la excusa perfecta para llamar a su ex, de esos también hay (risas). Pero me gusta pensar que rompo el estereotipo, creo una experiencia que es como un concierto y nos lo pasamos muy bien, me gusta interactuar con el público.
¿Recuerdas tu primer recital?
Eme – El 4 de febrero de 2017. Fecha exacta. Me acuerdo muy bien porque me habían ofrecido un contrato fijo de trabajo y lo dejé por el recital… en mi casa ya te puedes imaginar, todo un caos. Y la verdad, que salí asustado, leí fatal, súper rápido… Tengo un recuerdo bonito porque fue la primera vez que lo hice pero viendo cómo he ido evolucionando, no hay comparación posible.
¿Y la decisión de añadir música?
Eme – Realmente, los libros o los poemas son mi excusa para el directo. No me gusta que la gente me lea realmente, quiero que me vengan a escuchar, es donde me siento cómodo y donde me gusta expresarme. Por otra parte, cuando yo iba a recitales, siendo una persona a la que le gusta la poesía, se me hacían bola, muy largos y pesados. Por eso quise innovar, que tuviera música, golpes de “showman”, chistes y humor y darle al público algo diferente para que al salir sientan que han invertido bien su entrada y no ha sido un tostón de hora y media. Tiene que haber de todo, música e invitados, pero además es que tenemos un punto distinto al típico poeta que recita sobre una guitarra o un piano de apoyo.
Huyendo de los clichés…
Eme – Lo odio. No soy de los que llevan el sombrerito con las plumas, el típico intenso poeta maldito. De hecho, creo que esa imagen en muchas ocasiones nos llega a hacer mucho daño, porque en mi caso, quiero romper con ese estereotipo. Ahora tenemos otro movimiento, pero hay quien dice que es diferente y va con esas “pintas de penumbra” más cercanas al Romanticismo del XVIII que a la actualidad. Yo soy un rockero frustrado, y lo que quiero es hacer como pueda lo más cercano a un concierto de rock, que es muy difícil, pero le ponemos muchas ganas.
¿Cuál es la temática de lo que escribes o en lo que te inspiras para recitar?
Eme – Justo hasta este recital, la mayoría era social, mucho. Tengo un libro, que en algún momento de este año saldrá, que es prácticamente todo de amor. Porque claro, había una parte que estaba ahí queriendo salir, y ahora es el momento de hacerlo, es cuando toca. En este próximo recital, habrá muchas más partes de amor, sin olvidarme de lo social. Los tres primeros serán del nuevo libro.
He querido hacerlo así porque sino, al final la gente que ya me ha visto, aunque fuera antes de la pandemia, iba a repetir recital y cambiándolo con partes nuevas va a funcionar mejor.
Aunque seas un poeta del directo, también has publicado parte de tu trabajo…
Eme – Hay dos libros, uno que auto-publiqué y otro que lancé con una editorial, el que sale mi cara en la portada. La verdad, lo de aquella foto a mi me parecía que no tenía ningún tipo de sentido, era como vender a mi, como producto. Pero es que me dieron a elegir entre el título del libro o la portada, y elegí el título, que es de lo que al final se habla más.
No me gustó la experiencia dentro de la gran industria, prefiero ser independiente y no atarme a ningún compromiso. Al final ponerle tantas condiciones, obligaciones y tanta presión a lo que hago limita mi capacidad creativa.
De hecho, he tenido ofertas para el tercer libro y es que las negociaciones han sido imposibles. O te meten unas condiciones exageradas, como ”firmas con nosotros y te obligas a hacer tres libros en tres años”, o te hacen líos que no me gustan. Yo soy muy complicado, un poco cabra-loca y no me gusta que me fuercen a hacer las cosas. Sin lugar a dudas, volveré a auto-publicarme aunque esté destinado a no triunfar comercialmente. Si fuera música, aún te queda más esperanza, pero lo nuestro es complicado, nos tienen muy abandonados.
Pero también te las has ingeniado para lanzarte en nuevos formatos
Eme – Sí, sacamos un disco con una selección de nueve poemas. Y según saque el próximo voy a querer grabarlo y convertirlo en música. Cada dos años o año y pico sacar diez poemas y poder girar con ellos.
Es un formato bastante nuevo, empezó con Loreto Sesma hace unos años, que fue todo un boom. Y es normal, porque cada vez los libros se van a quedar más atrás, la gente quiere escuchar, quiere ver y si publicas un libro te lo acabas comiendo. Además, cuando lo dejas grabado, la gente ya tiene una referencia de lo que va a escuchar en el recital. A mi me pasó una vez, que no me lo esperaba y el público terminó un verso, me quedé en blanco de la impresión. Deberíamos caminar hacia el directo y lo grabado.

Has tenido la oportunidad de girar, y además muy bien acompañado
Eme – Sí. Valencia, Barcelona y Galicia (junto con Madrid) los he hecho con los mismos músicos. Han sido lugares donde me he podido permitir meter a tanta gente, para poder pagarles. Hasta Tenerife siempre he viajado solo, pero como fui la primera vez y conocí a unos músicos con los que tuve muy buen feeling, ya voy con ellos. Es increíble, creo que allí tengo incluso más público que en Madrid.
¿Ha sido Tenerife una de tus mejores experiencias?
Eme – Fui a Tenerife una semana de vacaciones, con mis padres. Había gente que me conocía de Instagram, y aproveché para quedar ya que mis padres se iban a dormir al hotel por las noches. Entonces me mostraron una jam, llegamos a las 22hrs pero no recité hasta la 1am, quedaban solo tres personas y dio la casualidad de que justo estaba allí una productora y manager, Ari. Al terminar me pidió las redes y al tiempo me propuso hacer un Búho, que es como una Galileo Galilei de Madrid. Estaba bastante abrumado pero me dio mucha confianza, me dijo que se encargaría de todo. De hecho metió cien personas y me pasé tres meses allí. Está claro que las oportunidades hay que cogerlas, confié a ciegas y funcionó.

¿Echas en falta apoyos para este tipo de directos? En la música, por ejemplo, tenemos el Girando Por Salas pero en la poesía no parece haber nada…
Eme – Totalmente. Con Talento en Crudo me estreno en un ciclo cultural, es la primera vez que algo así apuesta por lo que hago. Tengo compañeros y amigos poetas que tienen muy buenos recitales, hacen cosas muy guays, pero nunca se nos ha preguntado por participar en nada y creo que el paso que da Talento en Crudo es algo bastante importante.
Nos ha pasado mucho, de demostrar que llenamos y que hacemos cosas que tienen interés para el público, de salir pensando que alguien se fijará en nosotros, pero luego las salas o promotores nunca nos llaman.
Parece que la palabra poesía o recital esté maldita. Agradezco muchísimo a Toño también, programador de Siroco, que me haya dado este voto de confianza, hace falta más apoyo como el que nos ofrecéis.
¿Cuál es tu idea de futuro?
Eme – Me encantaría vivir de gira. Dejar mi trabajo y poder hacer teatros. El producto que tenemos puede dar a eso, pero nos falta visibilidad, y hacerlo solo es casi imposible. Necesitas a alguien que te mueva, que te ayude o un buen golpe de suerte, que se viralice tu trabajo… ojalá alguien se fijara en lo que hago y me acompañase en este camino, porque es una lucha complicada.